lunes, 16 de noviembre de 2015

CUATRO CEREZOS PLANTADOS EN RECUERDO DE FUKUSHIMA

Fuente: Fukushima+4 en Madrid - YouTube.

Fuente: Ecologistas en Acción via YouTube
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Peligro mudo
Invisible amenaza
Negro futuro

Este es uno de las decenas de haikus que se leyeron hace ya cuatro años cuando el accidente nuclear de Fukushima. Poco ha cambiado. Quizás la evidencia de que la situación en la zona se encuentra lejos de estar bajo control. Quizás una mirada que debería ser madurada y reflexiva y una voz que se eleva y que reclama que tomemos nota. Hoy aún más de miles de personas siguen desplazadas, fuera de sus hogares y de su tierra. Hoy aún se siguen derramando al mar aguas contaminadas. Hoy aún se siguen derramando lágrimas.

Frente a la razón, la fuerza; la imposición frente a los hechos. Es un hecho que la energía nuclear es peligrosa, que contamina nuestro futuro y el de las generaciones que vendrán tras nuestros pasos, por miles de años. Es un hecho que las consecuencias son catastróficas, y que no merece la pena correr el riesgo. Es un hecho que después de 60 años de energía nuclear, sigue sin ser segura, y sigue sin existir solución a los residuos.

La energía nuclear sólo genera beneficios para los dueños del negocio. Se puede prescindir de ella, pero de nuevo se nos impone lo imposible, sin lógica y sin respeto. La lógica de la devastación indica un camino claro: Después de Fukushima, cerremos las nucleares. Es sencillo. Es posible. Con un calendario de cierre debatiremos el destino de las toneladas de residuos. Sin prisa y con transparencia. Sin chantajes y con rigor.

En su lugar, se impone, sin ningún criterio serio, el destino de los residuos radiactivos de las centrales nucleares del estado, bajo la incertidumbre de la cantidad total o del tiempo que permanecerán esos residuos en un cementerio nuclear. Y al mismo tiempo la amenaza de Garoña, la central de las mil grietas, la más vieja e insegura de la península ibérica, hermana gemela del reactor número 1 de Fukushima-Daichi. Y al mismo tiempo, la amenaza de las minas de uranio en Salamanca, y de El Cabril, y de Almaraz, y de Cofrentes, Ascó, Trillo, Vandellós.

Voces unidas 
¡Fukushima nunca más!
¡Renovables ya!

Porque no todo vale. Porque es un riesgo que no nos podemos permitir. Porque tenemos alternativas. El Sol hoy brilla, y seguirá brillando mañana. Es una realidad palpable, no es una utopía. La utopía es pensar que el uranio es el futuro, porque no hay futuro que no sea renovable. Ellos lo saben. Luchan denodadamente por prolongar su agonía, pero en esa lucha desesperada, puede ser que nos arrastren. Ellos lo saben. Tenemos alternativas

Cerezo en flor 
amanece sin nuclear 
renace el Sol

¡El futuro es renovable! Después de Fukushima ¡cerremos las nucleares!



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