Fuente: Mundo Geo. |
Por Gundhramns Hammer
14 de septiembre de 2014
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El hombre no estará satisfecho
hasta que no haya talado el último árbol en la Tierra.
La deforestación está ocurriendo en cualquier rincón de la Tierra donde haya un bosque natural. Ningún árbol está seguro ante la presencia del primate parlante y contaminador, el mono desnudo (Homo insapiens).
No obstante, la prensa generalmente sólo suele enfocar las noticias sobre la tala de los bosques tropicales. Una búsqueda en Vimeo o YouTube aflorará abundante material sobre este flagelo antropogénico.
Pero en Norteamérica también los bosques nativos están siendo talados día y noche a lo largo de todo el año. Los gigantes de los bosques son los más codiciados y talados (Videos 1-4). ¡Qué pena!
Video 1. Tala de un árbol gigante en la costa occidental de Canadá.
Video 2. Un cedro gigante cae abatido por la mano del hombre.
Video 3. Tala en las Montañas Brown (Alberta, Canadá).
Video 4. Deforestación en el Valle de Sibbald (Alberta, Canadá).
A este paso, en un planeta de recursos finitos y con una población de humanos cada día aumentando y demandando lo que no necesitan y cada hora consumiento excesivamente ya sea en los países ricos y por la clase rica y cómoda de los países pobres y a la vez tirando a la basura (e.g., muebles; Video 5) lo que ya no satisface sus caprichos, al final, lo que quedará es un planeta yermo, polvoriento donde el hombre estará muriéndose lentamente de sed y literalmente comiendo su propia mierda.
Video 5. Camión recolector de basura triturando muebles.
¿Será por eso que ya están los astrónomos en una carrera alocada por encontrar otros planetas como la Tierra (Video 6) en la Vía Láctea y tal vez ganarse así el codiciado Premio Nobel?
Video 6. La búsqueda por otros planetas parecidos a la Tierra.
Dicen que los científicos ya tienen algunos planetas candidatos, según sus cálculos estadísticos.
Pero están tan lejos que con la tecnología actual, el hombre tardaría millones de años en llegar allí y una vez estando allí lo más posible que esos planetas sean hostiles, que no tengan nada que ver con nuestra milagrosa y maravillosa Tierra.
¿Por qué no cuidar el que ya tenemos?
O ¿somos tan imbéciles en no hacerlo?
O ¿somos tan imbéciles en no hacerlo?
La evidencia alrededor dice que sí. Que somos una cuadrilla de monos desnudos imbéciles en su gran mayoría. Y que unos y otros estamos matando nuestra nave espacial: la Tierra.
¡Vamos, despierta!
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